POR LA CONCESIÓN DEL TÍTULO HONORÍFICO DE HIJA
PREDILECTA DEL MUNICIPIO DE ARAFO, O HONOR SIMILAR A DOÑA LIBERIA HERNÁNDEZ
RODRIGUEZ.
Hemos extraído de un artículo de
prensa recogido el día 03/06/2011 en el periódico El País, la historia contada
por la propia Doña Liberia Hernández Rodríguez,
entendiendo que es la mejor forma de argumentar el sentido de esta moción. (http://elpais.com/diario/2011/03/06/domingo/1299387155_850215.html)-
¡Con el dinero que me has costado! ¡Podría haber comprado una
piara de cerdos!". Liberia Hernández escuchó durante muchos años este
reproche de su madre adoptiva. "Con el tiempo, cuando le pregunté por qué
me habían adoptado para tratarme tan mal, me confesó que le habían pedido a su
sobrina, sor María Soler, que les buscara a alguien para que les cuidara el día
de mañana, cuando fueran mayores. Y ese alguien fui yo".
Liberia
nunca sintió a aquella pareja de Alcoi (Alicante) como sus padres y ellos nunca
la trataron como una hija. "Este es el contrato de compra-venta", cuenta
con sorna, mientras muestra el documento de su adopción. Lo firman Juan Rabira
Méndez y Bernardo Acuña Dorta. Este último, condecorado por el régimen
franquista por haberse sumado al golpe militar el mismo 18 de julio de 1936,
era el administrador de la casa cuna de Tenerife, donde fue recogida y
trasladada a Alicante cuando tenía ocho años. La que no aparece por ningún
sitio es la firma de su madre biológica, que jamás autorizó la adopción y que
durante meses acudió a la casa cuna preguntando por el paradero de su hija,
hasta que le dijeron que estaba "con alguien mejor" y le prohibieron
volver a entrar en el centro regentado por la Hermanas de la Caridad.
La madre biológica de Liberia se había visto obligada a ingresarla
en la casa cuna. Se había quedado viuda durante el embarazo, y para sacar a sus
siete hijos adelante se casó cuando pudo con otro hombre de Arafo (Tenerife)
que le dijo que no quería bebés que no fueran suyos en la casa. "Creemos
que a mi padre lo mataron por orden del cacique del pueblo por un asunto de
tierras. Lo tiraron por un barranco cuando mi madre estaba embarazada de mí.
Ella volvió a casarse enseguida, con un hombre al que no quería, Camilo, para
sacarnos adelante. Pero él dijo que no quería bebés. Así que mi madre me llevó
a la casa cuna de Santa Cruz de Tenerife para que me cuidaran hasta que
creciera un poco. Iba a verme todos los días. Ella me decía: 'Ya queda poco,
pronto te reunirás con tus hermanos'. Jamás pensó abandonarme", relata
Liberia, que hoy tiene 56 años. Tuvo que esperar casi tres décadas para volver
a verla. Un anuncio en una revista del corazón permitió el reencuentro de
ambas.
En la casa cuna, Liberia padeció una pesadilla interminable.
"Vivíamos aterrorizadas por las monjas. Había niñas que se golpeaban
contra la pared igual que hacen los enfermos mentales. Te castigaban por
cualquier cosa. Si te hacías pis en la cama, las monjas te ponían las bragas en
la cabeza y te hacían pasear con un cartelito que decía: 'Se ha orinado en la
cama. Meona', por delante del resto de niñas, que se reían de ti. Para
castigarnos, otras veces nos arrastraban adonde tenían a las gallinas y los
conejos, recogían excrementos y nos los pegaban a la boca con esparadrapo. Sor
Milagros siempre llevaba colgando de una parte del cinturón el rosario y de la
otra las tijeras con las que cortaba el esparadrapo. Te dejaban así hasta que
se acordaban de ti y te decían que podías a ir a lavarte...".
De vez en cuando, recuerda, la vestían de punta en blanco.
"Entonces sabías que ese día había exposición. Nos llevaban al despacho de sor Juana
a cuatro o seis niñas y nos ponían en fila. Venían matrimonios y nos miraban
los dientes, el pelo, te levantaban la falda para ver si tenías las piernas
torcidas... Era como si compraran caballos. Recuerdo perfectamente el olor de
los cigarrillos de ellos, y lo bien vestidas que iban ellas. A los pocos días
siempre desaparecía alguna de la fila, generalmente la niña más pequeña".
A Liberia nunca la escogieron. Acabó a los ocho años en una casa
de Alcoi por intermediación de una monja, sor María Soler, que quiso complacer
a sus tíos y pidió una niña a las monjas de su congregación. "Entonces
ella trabajaba en un psiquiátrico de Tenerife. Me llevaron allí y ella me dijo
que ya no me llamaría Liberia Hernández Rodríguez sino María Nácher Guerola. Yo
decía que no me llamaba así... Me dio golpes en la cabeza hasta que vio que
decía bien mi nuevo nombre".
Sor María la llevó en barco hasta Valencia. "Estos son tus
padres", le dijo ya en el puerto. "Me dieron miedo", recuerda
Liberia. "Era un matrimonio mayor. Ella iba de luto riguroso y él estaba
medio desdentado. Me escondí bajo el hábito de la monja y ella me dio empujones
para que les diera un beso. No entendía nada de lo que decían porque solo hablaban
valenciano. De ahí fuimos a casa de la monja. Estaba abarrotada de gente. Luego
supe por qué. Sor María se había hecho monja después de que sus padres le
impidieran que se casara con su novio. El padre, al enterarse, dijo que no
quería verla más y aquel día era el reencuentro. Mucha gente había ido a la
casa por el morbo de ver cómo reaccionaban y también para verme a mí. De ahí
nos fuimos a Alcoi".
En Alcoi arrancó su nueva vida como María Nácher Guerola.
"Cada vez que les decía que me llamaba Liberia y no María, me castigaban.
Al final tenía tal lío que repetía todos los nombres juntos. Cuando decía que
quería ver a mi madre, no me respondían. Al poco tiempo, mi padre adoptivo
empezó a acosarme. Entraba en la habitación y...". Liberia se emociona. "Una
vez le conté a una monja lo que me pasaba y me dijo que no se lo contara a
nadie y que rezara mucho".
En aquel hogar fue siempre una especie de criada. Fregaba,
cocinaba... Con 14 años sus padres adoptivos la pusieron a trabajar limpiando
en otras casas y en una panadería. Una de las clientas habituales, que
trabajaba de comadrona en el hospital civil de Oliver, le preguntó un día por
qué le asustaban tanto los hombres. "Cuando entraba alguno en la tienda me
escondía. Al final terminé contándole lo que me pasaba en casa y me propuso
quedarme a trabajar de interna en el hospital. Fue mi pequeña salvación, aunque
los fines de semana tenía que volver a casa. Entré de limpiadora, y después
estudié y fui auxiliar. El dinero que ganaba se lo quedaba mi madre adoptiva".
Cuando, ya casada, tuvo la oportunidad de desentenderse de aquella
pareja que nunca la había querido, Liberia no lo hizo. Cuidó hasta que murió a
su madre adoptiva y también al hombre que la había acosado durante años,
después de que este sufriera una embolia. Nunca le denunció. De su madre
biológica no volvió a saber en mucho tiempo. "Pero yo nunca olvidé que me
llamaba Liberia y gracias a eso pude reencontrarme con mi familia",
cuenta. Hace 26 años que volvieron a verse.
"Mi hermano Quico puso un anuncio en la página SOS de la
revista Pronto buscando a su hermana Liberia. Fue en
1986. Al verlo, una amiga mía que conocía mi historia pensó que esa Liberia
podía ser yo y le llamó para darme una sorpresa. Era yo. Organizamos el
reencuentro. Todos mis hermanos y sobrinos fueron a buscarme al aeropuerto de
Tenerife. Ellos lo llaman La reconquista de Liberia. Fue muy
emocionante. Mi madre aún vivía. Yo entonces pensaba que me había abandonado y
tuvimos un enfrentamiento. Ella me dijo: '¿Pero tú crees que alguien que cría
10 hijos -con Camilo había tenido otros tres- abandona a uno?'. Lo dijo con
tanta emoción que la creí. Luego me explicó que había ido muchísimas veces a
preguntar por mí a la casa cuna, hasta que le prohibieron la entrada, y siempre
le decían: 'Olvídese, donde está y con quien está, su hija está mucho
mejor".
A Liberia y a su madre solo les dio tiempo a conocerse y disfrutar
una de la otra durante dos años. "Antes de morir, me hizo una petición. Me
dijo: '¿Por qué no te cambias los apellidos y vuelves a ser mía?". A
Liberia le costó años conseguirlo. En el proceso descubrió que tenía tres
partidas de nacimiento diferentes, con fechas diferentes y con nombres de
padres diferentes. "Escribí a la Casa del Rey y todo para que me ayudaran.
Al final lo logré. Ya vuelvo a ser Liberia Hernández Rodríguez.
Por todo ello, proponemos al Pleno
que adopte los siguientes, ACUERDOS:
PRIMERO.-
Conceder a Dª Liberia Hernández
Rodríguez la mención Honorífica de Hija Predilecta de la Villa de Arafo, o en
su caso distinción similar. Distinción que haga justicia a su desarraigo forzoso
de este pueblo del que se vio separada
de manera involuntaria y traumática. Este pueblo una vez más debe dar muestra
de solidaridad con aquellos/as que por diferentes motivos hayan sufrido los
abarates de una época dura en la historia reciente de nuestro país. Esta arafera
de nacimiento, tiene el derecho arrebatado por decisiones injustas tomadas por
personas que bajo el amparo de una institución, a la que en teoría se confiaba
la vida de estos niños/as, para que tuvieran una vida igualitaria al resto, le
sucedió todo lo contrario. Su pueblo en la medida de lo posible, entendemos que
tiene la obligación de compensar la tragedia vivida. Otro motivo para el reconocimiento es el
activismo constante, de Doña Liberia Hernández Rodríguez, no sólo por aclarar
lo sucedió en el ámbito personal, sino por su compromiso por esclarecer las realidades semejantes vividas
por niños/as de este país. Arafo, pueblo que la vio nacer, en el ámbito
de una familia humilde y trabajadora del Barrio del Carmen, debe conceder esta
mención, que no compensa la desdicha de
Dª Liberia Hernández Rodríguez pero
creemos desde Izquierda Unida de Arafo que es deber de este pueblo agasajar y
cuidar a todos sus hijos/as mas allá de
las historias personales.
SEGUNDO.- Utilizar el marco de la Fiesta de Arte dentro
del Programa de Actos de las Fiestas Patronales de la Villa de Arafo 2012 para
hacer entrega de este nombramiento. En caso de que por motivos de programación,
no se pudiera llevar a cabo en el marco de las Fiestas Patronales, este
Ayuntamiento se compromete a celebrar un
acto a lo largo del año 2012.
TERCERO.- Poner a disposición de Doña Liberia
Hernández Rodríguez, todos los medios oportunos por si quiere divulgar su
historia mediante una charla-coloquio, prensa... etc.,
En Arafo, a 18 de Julio de 2012.
FDO. FRANCISCO JAVIER HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ
Concejal de Izquierda
Unida- Por Tenerife.
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