IZQUIERDA UNIDA EN ARAFO CON MOTIVO DEL 28 DE JUNIO: POR LOS DERECHOS LGTBI, NI UN PASO ATRÁS.
Atravesamos tiempos de cambios, de convulsión y de incertidumbre. Los países en
los que se han ido consolidando las conquistas históricas del colectivo LGTBI están
en peligro de vivir una involución política, social y económica. Las garantías que nos
dan los derechos conquistados y refrendados en legislaciones positivas y cuya
consecuencia se refleja en sociedades más tolerantes, justas y diversas, pueden
sufrir un revés que nos haga retrotraernos a tiempos más difíciles a los que nunca
creímos que corríamos el riesgo de volver.
El auge de los movimientos autoritarios de ultraderecha, el populismo conservador y
el fascismo, se abren camino en una sociedad asustada y magullada por la crisis
sanitaria derivada del covid19 y la posterior crisis económica que se desprende de
ésta. Estos movimientos defienden un ideario político que tiene al colectivo LGTBI
como uno de sus blancos. En consecuencia, nuestros derechos están en peligro.
Debemos ser conscientes de que nada de lo logrado en materia de derechos LGTBI
es irreversible, que nos pueden arrebatar los derechos que tanto hemos luchado por
conquistar. Los pasos atrás pueden ser sutiles e imperceptibles, pero una vez
iniciado ese camino, la evidencia nos dice que el colectivo LGTBI puede acabar
orillado, recluido en espacios cerrados, armarizado socialmente y devaluado, con un
estatus de ciudadanía de segunda categoría.
Aunque quede aún un gran trecho para lograr la plena igualdad, la incorporación a
la sociedad de la diversidad afectiva y sexual como algo natural y lógico, es
necesario, también, asumir y reivindicar lo logrado hasta este momento. Si echamos
una vista a los últimos treinta años, los logros de un colectivo que durante tanto
tiempo estuvo oculto y fue estigmatizado, como ha sido el colectivo LGTBI, han sido
inmensos. Es en esta idea en la que debemos apoyarnos para dar un salto hacia
adelante. Lo que se pide es la meta, el horizonte hacia el que avanzar; lo
conseguido es el muelle, la fuerza que debe servir de impulso para alcanzar los
nuevos objetivos que aún tenemos por delante, sin olvidar que, en esta lucha, hay
que dedicar un gran esfuerzo a blindar lo conseguido. El salto adelante significa que
hay que evitar, a toda costa, dar ni un solo paso atrás.
Se abre una etapa difícil y muy dura, y más, si cabe, debido a la incertidumbre que
planea sobre cuál será el final de esta crisis sanitaria y cómo se resolverá la crisis
económica que trae de la mano. Los proyectos que se están desarrollando en
materia de igualdad y de visibilidad pueden verse comprometidos por el ascenso al
poder de fuerzas contrarias a la dignidad y los derechos humanos, por el fascismo
de corte moderno.
El colectivo LGBTI debe tejer alianzas con otros sectores que están o van a ser
golpeados por esta nueva versión de las viejas camisas pardas. Buscar los puntos
de encuentro, desarrollar solidaridades, compartir luchas, incorporarnos e incorporar
a la protesta y a la resistencia a todos estos sectores, contribuir, con nuestro
programa concreto, a fortalecer el programa global que arrincone y derrote a las
fuerzas reaccionarias, a los grupos de interés involucionistas. Al fin y al cabo, todas
las opresiones que vivimos siempre nos afectan más a las obreras.
Ser LGBTI afecta a nuestras condiciones materiales, tal y como lo hacen el ser mujer, el ser
racializada o el tener diversidad funcional. Es por ello que no podemos olvidarnos de
visibilizar todas las opresiones que vivimos como parte del colectivo LGBTI y como
clase trabajadora, como la violencia policial racista, el antigitanismo o la xenofobia.
Al igual que la lucha de clases, la lucha antirracista debe ser un elemento clave de
nuestras políticas y nuestras reivindicaciones. Creemos en un movimiento
interseccional, feminista, antirracista y de clase ya que, a diferencia de lo que
muestra la imagen mediática de las personas LGBTI, hay personas gais, lesbianas
transexuales y bisexuales negras, latinas, magrebíes gitanas, obreras, pobres y con
diversidad funcional. Es por ello que debemos implicar esas voces y esos cuerpos
en nuestra reivindicaciones y luchar conjuntamente. Este año se hace más
necesario que nunca apoyar la lucha antirracista y antifascista, la lucha obrera, la
solidaridad con las personas migrantes, y denunciar el racismo y la LGTBfobia que
nos afecta cada día.
Desde ALEAS IU, además, queremos decir alto y claro que practicamos un
feminismo de clase, abolicionista, antirracista y transinclusivo. Nuestra lucha política
enfrenta firmemente a la alianza criminal entre el capitalismo y el patriarcado.
Creemos en la solidaridad de todas las mujeres de la clase trabajadora y en los
debates colectivos que ponen la vida y los cuidados en el centro, pero no nos
interesa una lucha que ahonda en la vulnerabilidad de ninguna compañera.
Dejemos de dividir la lucha feminista y desprotegernos. Somos un colectivo
atravesado por todo tipo de discriminaciones que se ven acrecentadas por culpa de
una sociedad que nos sigue atacando por nuestra orientación sexual y nuestra
expresión de género, y es por ello que debemos estar unidas para plantar cara
juntas al patriarcado, el capitalismo y la imposición de la heteronorma.
Este 28 de junio de 2020 tendrá la paradoja de que no podremos gritar lo que
somos y por lo que luchamos en las calles, pero nuestra presencia tendrá, sea deforma virtual o simbólica, la fuerza, el peso y la importancia de los momentos clave en los que los pueblos se juegan su futuro.
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